Desde hace cuatro meses no publicamos nada en nuestro sitio web, infovialcentroamerica.com. Y no es por falta de interés o desidia, sino porque la salud personal, desde febrero de este año, ha venido a menos. A estas alturas de noviembre, me siento en un noventa y nueve por ciento recuperados. Por eso deseamos volver. Por nuestra vocación, la vida tiene sentido si estamos escribiendo, preguntando, investigando con fines de información pública, en aras de contribuir al conocimiento de nuestro pueblo y de forma pedagógica, mostrar la verdad lo más exacta posible, a los ojos de la historia. Cuarenta años en toda una vida.
Seguir contribuyendo con la paz en las carreteras.
La seguridad vial como pseudociencia social nos apasiona porque por medio de ella la vida humana es más importante y se alarga más. Es ese diseño de la arquitectura social, del movimiento, del desplazamiento humano y motorizado, lo que nos lleva a contribuir con la seguridad vial de millones y millones de personas en nuestro país y del Mundo. Porque sin una buena seguridad vial, el movimiento humano y vehicular sería un caos de tal magnitud, que ya hace rato nos hubiéramos extinguido como raza humana. Le parecerá una exageración al estimable lector, pero no es así, afortunadamente. Aunque desgraciadamente los muertos en las carreteras del mundo, alcanzan la suma de un millón trescientos mil cada año, por debajo del cáncer y enfermedades coronarias. Así de grave es esta realidad silenciosa.
Vamos a volver. Hoy estamos abriendo la ventana de nuestro antro laboral. La sensación es grata porque volvemos a sentirnos útiles, pero siempre con la modestia y el recato, a nuestro lado. No somos imprescindibles ni tampoco importantes. Solo una gente más entre millones de granos de arena que hay en las playas de comunicación del siglo veintiuno. Me alegro mucho de entender esta parte de la vida.
Finalmente, queridos amigos y amigas, estamos diseñando una nueva versión de periodismo impreso, que deseamos iniciar en este mes de diciembre. Nuestro proyecto abarcará Alajuela, Zona Occidental y Zona Norte. La tarea es complicada porque hay que atar muchos cabos, buscar amigos que patrocinen, socios que estén comprometidos y sobre todo, dejar que Dios nos ilumine y nos oriente. Vamos a tenerlos informados. Eso también nos tiene muy contentos porque la vida nos da segundas oportunidades.